HISTORIA TRUNDLE
rundle es un fuerte y malvado trol al cual le encantan las travesuras. No hay nada que no consiga someter a la fuerza y hacer que se doblegue ante su voluntad, ni siquiera el mismísimo hielo. Con su enorme mazo helado, congela a sus enemigos y los atraviesa con sus afilados fragmentos de hielo. Tremendamente territorial, Trundle persigue a todo el que sea lo bastante tonto para entrar en sus dominios y se ríe mientras se desangran en la tundra.
Hubo un tiempo en el que el ejército de Trundle obedecía a un jefe que era un cobarde. Trundle temía que, bajo el liderazgo de dicho líder débil, su especie terminase sucumbiendo bajo el azote de otras hordas de troles de la tundra. Cuando su desafío al jefe acabó en humillación, Trundle hizo algo que no era muy habitual en los troles: hizo uso del ingenio en vez de los puños. Pensando en sus peludos pies, expandió una leyenda de los antiguos líderes trol: aseguró que portaban armas de gran poder como símbolo de su derecho a gobernar. Aunque había inventado la historia, Trundle apostó a que si podía encontrar o robar semejante arma, se convertiría por derecho en líder de su tribu. Los troles le creyeron, pero ninguno lo creía capaz de afrontar semejante desafío. Sabiendo que el presuntuoso trol moriría intentándolo, el poco brillante jefe aceptó y Trundle partió acompañado del familiar sonido de la risa.
Solo, pero impávido, Trundle se adentró en el reino de la temible Bruja de Hielo. Allí, oculta entre los muchos y peligrosos secretos del pasado, esperaba encontrar un arma que demostrase que su elaborada historia era cierta. Superó por la fuerza a los guardias de la Bruja de Hielo y superó con inteligencia sus trampas de magia oscura, aunque nada de lo que conseguía estaba al nivel esperado del poder que había descrito a los suyos. Por fin, encontró un premio inesperado: un gran garrote mágico de Hielo Puro, que nunca se derrite. Al agarrar el arma, se maravilló del frío poder que lo recorría. Pero entonces, apareció la mismísima y terrible Bruja de Hielo. Cuando invocó su magia oscura, Trundle creyó que había llegado su final, pero tuvo otra idea inteligente. Con una sonrisa de confianza, hizo una proposición a la Bruja de Hielo: le dijo que un ejército trol sería mucho más útil que un cadáver de trol...
Cuando Trundle regresó con su tribu, sus compañeros trol se rindieron ante su conquista. Llamó a su arma ''Escalofrío Óseo'' y dedicó un momento a disfrutar del estupor que se veía en la cara de su jefe antes de desmoronarse. Después de pasar al mando, Trundle anunció que no habría más jefes: solo habría un Rey de los Troles ante quien todos se arrodillarían. Todos los troles apoyaron a su nuevo y atrevido líder, y se prepararon para la futura guerra. Con Trundle liderando el ataque, por fin había llegado la hora de los troles.
''Sé más listo que alguien a quien no puedas derrotar por la fuerza, y usa la fuerza contra quien sea más listo que tú''.
-- Trundle
Hubo un tiempo en el que el ejército de Trundle obedecía a un jefe que era un cobarde. Trundle temía que, bajo el liderazgo de dicho líder débil, su especie terminase sucumbiendo bajo el azote de otras hordas de troles de la tundra. Cuando su desafío al jefe acabó en humillación, Trundle hizo algo que no era muy habitual en los troles: hizo uso del ingenio en vez de los puños. Pensando en sus peludos pies, expandió una leyenda de los antiguos líderes trol: aseguró que portaban armas de gran poder como símbolo de su derecho a gobernar. Aunque había inventado la historia, Trundle apostó a que si podía encontrar o robar semejante arma, se convertiría por derecho en líder de su tribu. Los troles le creyeron, pero ninguno lo creía capaz de afrontar semejante desafío. Sabiendo que el presuntuoso trol moriría intentándolo, el poco brillante jefe aceptó y Trundle partió acompañado del familiar sonido de la risa.
Solo, pero impávido, Trundle se adentró en el reino de la temible Bruja de Hielo. Allí, oculta entre los muchos y peligrosos secretos del pasado, esperaba encontrar un arma que demostrase que su elaborada historia era cierta. Superó por la fuerza a los guardias de la Bruja de Hielo y superó con inteligencia sus trampas de magia oscura, aunque nada de lo que conseguía estaba al nivel esperado del poder que había descrito a los suyos. Por fin, encontró un premio inesperado: un gran garrote mágico de Hielo Puro, que nunca se derrite. Al agarrar el arma, se maravilló del frío poder que lo recorría. Pero entonces, apareció la mismísima y terrible Bruja de Hielo. Cuando invocó su magia oscura, Trundle creyó que había llegado su final, pero tuvo otra idea inteligente. Con una sonrisa de confianza, hizo una proposición a la Bruja de Hielo: le dijo que un ejército trol sería mucho más útil que un cadáver de trol...
Cuando Trundle regresó con su tribu, sus compañeros trol se rindieron ante su conquista. Llamó a su arma ''Escalofrío Óseo'' y dedicó un momento a disfrutar del estupor que se veía en la cara de su jefe antes de desmoronarse. Después de pasar al mando, Trundle anunció que no habría más jefes: solo habría un Rey de los Troles ante quien todos se arrodillarían. Todos los troles apoyaron a su nuevo y atrevido líder, y se prepararon para la futura guerra. Con Trundle liderando el ataque, por fin había llegado la hora de los troles.
''Sé más listo que alguien a quien no puedas derrotar por la fuerza, y usa la fuerza contra quien sea más listo que tú''.
-- Trundle
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