domingo, 8 de enero de 2017

HISTORIA CAMILLE









La familia de Camille consolidó su riqueza gracias a un raro  cristal recolectado de una criatura nativa de las arenas de un lejano valle. Los originales cristales hex, o ‘‘primeros cristales’’, contenían un poder usualmente reservado para los nacidos con la habilidad de la magia. La tataratía de Camille, Elicia, perdió un brazo, y casi su vida, en una de las primeras expediciones. La gente apreció su sacrificio, y ello impuso una expectativa que aún se refleja en el lema de la familia Ferros hoy en día: ‘‘por la familia daré todo’’.
Las criaturas que Elicia Ferros encontró, los  brackern, no eran una fuente inagotable, así que la familia de Camille tuvo que encontrar el modo de amplificar los cristales que ya habían acumulado. A través de ciertas inversiones fantasmas en tecnología química y alquimia rúnica, la familia Ferros introdujo al mercado los cristales sintéticos hex, menos poderosos, pero más sencillos de obtener. Esta clase de poder frecuentemente conlleva consecuencias, y se rumora que la producción de los cristales sintéticos contribuyó profundamente al Zaun Gris.
Nacida en de una de las familias más adineradas de la ilustre corte Bluewind de Piltóver, Camille fue la sexta hija de Rhodri y Gemma, los entonces maestros del clan Ferros. Sin embargo, Camille y su hermano menor, Stevan, fueron los únicos hijos que sobrevivieron hasta la adultez.
La familia concentró su atención en Camille, siendo la hija mayor sobreviviente, así que no repararon en gastos para su educación y le infundieron tanto su actitud aristocrática como su sentido del deber desde muy joven. Con tantos visitantes sofisticados de Valoran en Piltóver, Camille tuvo abundancia de tutores excepcionales. En consecuencia, habla tanto el dialecto Zhyun de Jonia del sur y el ur-noxiano con fluidez. Se le inculcó el interés en la historia de Valoran desde niña, y aprendió a leer y a escribir en shurimano antiguo mientras asistía a su padre en las excavaciones del Valle de Odyn. Camille también se convirtió en una músico sobresaliente y toca la cellovinna a nivel de concertista magistral.
Entre las familias líderes de Piltóver, es costumbre que uno de los hijos más jóvenes se convierta en el principal recabador de información, aspecto que constituye el arma y la línea de defensa de su clan. Los elegidos tienen la misión de proteger los intereses de una familiar de Piltóver, y trabajan con el maestro del clan para asegurar el éxito de la familia por cualquier medio necesario. El clan Ferros, con su abundancia de secretos, siempre se tomó este puesto con seriedad y dedica considerables recursos para asegurar que su recabador de información sea siempre el mejor. El hermano de Camille, Stevan, nació con una constitución física débil y se le consideró inadecuado para el puesto. Su padre se sintió extremadamente orgulloso cuando Camille tomó el lugar de Stevan como la recabadora de información principal del clan. Mientras Camille recibía con gusto su entrenamiento y tutorías especiales, Stevan acumulaba envidia. Ella se volvió experta en combate, espionaje e interrogación. Las técnicas favoritas de Camille eran combatir con la guja de Shon-Xan, obtener información a través del interrogatorio clásico y descender en rappel desde las ruinas de cierta torre del reloj con un gancho nativo de las Islas de las Serpientes Occidentales.
Cuando Camille tenía 25 años, una banda de ladrones aumentados la atacaron a ella y a su padre. La pandilla estaba determinada a escalar en el inframundo de Zaun al intentar descubrir algunos de los secretos más lucrativos de la familia. Tanto Camille como su padre salieron heridos. Camille se recuperó, pero su padre sucumbió ante las heridas. La madre de Camille falleció poco después, incapaz de soportar la angustia que recayó sobre la casa. El hermano de Camille, Stevan, recibió el título de maestro del clan. Joven, impulsivo y ansioso por demostrar ser un fuerte líder para la familia, Stevan duplicó los esfuerzos en la ya extensa investigación de Ferros sobre las mejoras de tecnología Hextech en humanos.
Después de un año de luto, la casa Ferros fue decorada gloriosamente para las siguientes audiciones del Día del Progreso. Stevan supervisó personalmente el ingreso de Hakim Naderi como el artífice principal de la familia, un prometedor joven cristalógrafo de la ciudad de Bel’zhun, en la costa de Shurima.
Perturbada por haber sido incapaz de proteger a su padre, Camille le pidió a Hakim una mejora Hextech para llevar su poder más allá de la capacidad de su cuerpo humano. Cuando Hakim conoció a Camille, fue amor a primera vista, y decidió que sacaría a Camille de la oscuridad en la que se encontraba desde la muerte de su padre. De inmediato formaron un vínculo gracias al trabajo y las historias sobre las arenas de Shurima que compartían durante las noches. Después de meses de trabajar íntimamente con él, Camille ya no podía negar que también estaba enamorada de Hakim. Al acercarse el día de la amplificación de Camille, se volvieron imprudentes con su amorío, ya que sabían que la cirugía marcaría el fin de su tiempo juntos. Hakim se tendría que encargar de otros proyectos para la familia, y Camille volvería a estar dedicada completamente a su deber como la principal recabadora de información. Pero más que eso, a Hakim le angustiaba que, al extirpar el corazón de Camille, podría cortar demasiado profundo y privarla de su humanidad.
Días antes de la operación de Camille, las reservas de Hakim sobre el procedimiento estallaron. Le propuso matrimonio y le suplicó que se escapara con él. Dibujó una imagen de su futuro: caminarían juntos por las cálidas arenas de Bel’Zhun, descubrirían las ruinas de Shurima antigua, criarían a sus hijos juntos; un futuro alejado del deber que ataba a Camille a su casa. Por primera vez en su vida, Camille se sintió en medio de una gran encrucijada.
La posición de Stevan como maestro del clan dependía mucho de la habilidad de Camille para ejecutar la visión de su hermano. Cuando él se enteró de la proposición secreta, vio cómo su principal recabadora de información se le escapaba de las manos y, por consecuencia, su control sobre la familia Ferros. Stevan diseñó un plan para recordarle a Camille el deber que le juró a su padre. Diseñó un plan para simular ser atacado la próxima vez que supiera que Camille y Hakim estuvieran juntos. Utilizando la fragilidad que una vez le negó su lugar, Stevan se presentó ensangrentado ante su hermana, abusando de sus oscuros recuerdos sobre la noche que le falló a su padre. Camille no pudo negar la evidencia que le manchaba las manos, la prueba de lo que podría pasar si la atención del recabador de inteligencia se encontraba dividida.
Hakim le suplicó a Camille, pero ella no lo escuchó. Su deber se remontaba generaciones atrás, un deber que, si hubiera estado mejor preparada, le hubiera permitido salvar la vida de su padre, así como evitar las heridas de su hermano. Camille insistió en que le hicieran la cirugía y terminó su relación con Hakim.
Hakim aún amaba a Camille y sabía que era el único que podía llevar a cabo la cirugía de forma segura. Incapaz de permitir que el amor de su vida pereciera en la sala de operaciones, extirpó el corazón de Camille como ella lo pidió. Cuando estuvo seguro que su nuevo corazón mecánico latería sin él, Hakim renunció. Camille despertó y encontró el laboratorio donde trabajaba con Hakim vacío y abandonado.
Camille se sumergió en su trabajo, llevando sus mejoras aún más lejos y adquirió  piernas con cuchillas caderas con pernos y otras mejoras menores de Hextech. Cada aditamento llevó a Camille y a la cada vez más ambiciosa tecnología a sus límites. Esto hizo preguntarse a muchos cuánto quedaba realmente de la mujer. Mientras más poder y riqueza acumulaba el clan Ferros, las misiones de Camille se volvieron más oscuras y letales.
Gracias a las vibraciones rejuvenecedoras de su corazón Hextech, Camille no envejeció y pronto Hakim Naderi se convirtió en un recuerdo distante. Los años no fueron tan generosos con su hermano. El cuerpo de Stevan se volvió aún más frágil, pero eso no impidió que conservara su título de maestro del clan.
En una misión reciente Camille descubrió el ingenuo y desventurado compromiso de una habitante de Piltóver y, con ello, una serie de eventos que expusieron la profundidad de la traición de Stevan. Las mentiras que alejaron a Hakim ahora amenazaban con destruir a Camille y al clan. Ella vio las codiciosas maquinaciones de su hermano por lo que eran, maquinaciones egoístas que nada tenían que ver con el bienestar de la familia. En ese momento, descartó el último sentimiento que tenía por su hermano y se apoderó del clan Ferros.
Ahora Camille maneja las relaciones públicas de la familia a través de su sobrina nieta preferida, a quien instaló como maestra del clan. Esto le permite a Camille continuar con las operaciones sombrías que aseguran el éxito de su familia. Comprometida con su rol como la persona que resuelve los problemas difíciles, Camille aceptó su transformación sobrehumana y las observaciones hirientes que ello conlleva. Con la energía de los cristales hex corriendo por sus venas, Camille jamás ha aceptado quedarse inactiva. En lugar de eso se vigoriza a través del espionaje industrial bien ejecutado, de una taza de té y de las largas caminatas por el Gris.
Té con la Dama Gris
El primer sonido que escuché fue el chirrido del metal contra la roca. Mi vista estaba nublada, mi visión seguía nadando en una turbia oscuridad, pero una parte de mi mente lo registró: el desliz de la cuchilla sobre la piedra húmeda. El ruido áspero era el mismo que mi albañil hacía cuando marcaba las rocas para cortarlas del peñasco. Apreté con fuerza los dientes. La niebla en mi mente se desvaneció, pero me dejó con un pensamiento lleno de pánico mientras tensaba las cuerdas que unían mis manos:
Era hombre muerto.
Escuché un gruñido y un fuerte crujido de madera. Si entrecerraba los ojos, podía distinguir la masa de lo que supuse era Gordon Ansel, sentado frente a mí. De nada sirvió contratar un guardia. Parecía que también estaba volviendo en sí.
‘‘Ah, bien. Ambos están despiertos’’. Una voz femenina, refinada, elegante. ‘‘Estaba a punto de preparar el té’’.
Volteé hacia ella. La mitad de mi rostro se sentía hinchado y con moretones. Las comisuras de mi boca estaban unidas. Traté de mover la mandíbula hinchada y un sabor a cobre invadió mi lengua. Debería haberme sentido agradecido de seguir con vida. El aire tenía un persistente aroma a químico, un olor que podía chamuscarte los vellos de la nariz si inhalabas demasiado profundo.
Qué suerte la mía. Seguía en Zaun.
‘‘Uno de ustedes sabe quién es el responsable por la explosión en el muelle’’, dijo la mujer. Nos estaba dando la espalda; una titilante luz azulada iluminaba su delgada cintura y sus piernas inhumanamente largas. Escuché el derrame casi imperceptible de agua mientras ella colocaba una tetera sobre la llama casi invisible de un quemador químico.
‘‘Púdrase, señora’’, gruñó Ansel.
Ansel es el indicado para empeorar una situación mala.
‘‘Los hombres del barón Grime siempre son tan elocuentes’’.
La mujer giró para vernos: No era una lámpara lo que iluminaba su figura, sino algo dentro de ella que producía una inquietante luz. ‘‘Me dirán lo que quiero saber, como si su vida dependiera de ello’’.
‘‘No le diré nada’’, rugió Ansel.
Cuando cambio de posición, un ruido metálico provino de los pies de la mujer. Estaba decidiendo a cuál de los dos interrogar primero. El sonido metálico no tuvo sentido hasta que ella comenzó a caminar hacia Ansel; entonces lo entendí. Su sombra se separó de la silueta de la mesa. Una extraña luz azul pulsaba desde sus caderas, y atrajo mi vista desde su atlética figura... hacia las  cuchillas gemelas. La dama era una quimera de vanguardia, como ninguna que haya visto en Piltóver o en Zaun.
‘‘No insulte mi gentileza, señor Ansel. Otros lo hicieron. Ahora están muertos’’.
‘‘¿Cree que sus piernas me asustan?’’
La mujer se paró frente a mi obtuso compañero. Podía escuchar que el agua en la tetera comenzaba a hervir. Parpadeé y hubo un  destello plateado y azul. La cuerda que ataba las manos de Ansel cayó al suelo.
Una risa ronca escapó de mi guardaespaldas. ‘‘Fallaste, muñeca’’. Nuestra captora parecía esperar pacientemente. Ansel se inclinó unos cuantos centímetros, mientras una arrogante risa adornaba su golpeado rostro.
‘‘Puede lamer mis...’’
La mujer  giró. Esta vez, la filosa cuchilla de su pierna hizo un corte limpio sobre el cuello de Ansel.
La cabeza decapitada rodó y se detuvo frente a mí justo cuando la tetera comenzó a silbar. Ansel siempre tuvo una boca impertinente. Ahora yacía abierta, al fin silenciada.
Me repetía que Ansel estaba muerto, pero sus ojos me miraban con una expresión horrorizada. El miedo en mi cerebro reptó por mi columna y se detuvo para estrangular mis entrañas hasta que me convencí que lo que quedara dentro terminaría en el suelo.
‘‘Ahora, señor Turek, beberemos una taza de té, y me dirá lo que deseo saber’’, dijo ella con calma.
La mujer se sentó en la mesa y sonrió. Se escuchó un silbido de vapor mientras servía el agua hirviendo en la taza de porcelana. Me miró con una condescendiente lástima, como si yo fuera un colegial demasiado lento en matemáticas. No podía dejar de mirar esa sonrisa. Letal. Astuta. Me moría de miedo.
‘‘¿Té?’’. Casi me ahogué intentando responder.
‘‘Ah, mi niño’’, dijo. ‘‘Siempre hay tiempo para el té’’.



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