viernes, 6 de enero de 2017

HISTORIA NASUS









En la antigua Shurima, el joven emperador  Azir es convencido por el mago Xerath para que protagonice el mítico ritual de la Ascensión, a pesar de las leyendas que advierten sólo utilizarlo como última opción
La arrogancia de Azir probó ser desastrosa. El  Disco Solar enfocaba los rayos del amanecer en un haz de luz transformadora cuando Xerath, traicionando a su emperador Azir, lo hizo a un lado para arrebatarle el poder.
En un instante, Azir fue reducido a la nada y Xerath quedó convertido en un ser espectral con energía tan pura como malévola, mientras la ciudad que los rodeaba era tragada por el desierto.
 Nasus y  Renekton, los legendarios héroes ascendidos shurimanos, sintieron al instante que algo terrible había sucedido. Corrieron hacia el Disco del Sol y, cuando vieron lo que había hecho Xerath lo arrojaron dentro de un sarcófago encadenado, que el Mago hizo estallar en pedazos.
Renekton arrastró a Xerath hasta la Tumba de los Emperadores y le ordenó a Nasus que cerrara la puerta. Con gran pesar, Nasus sepultó a su hermano bajo las ruinas, al lado de un alma desquiciada y para toda la eternidad. O eso fue lo que pensó…

Las Arenas han cambiado

Shurima ha resucitado, y el futuro de Runaterra jamás volverá a ser el mismo.  Xerath y Renekton fueron liberados de la Tumba de los Emperadores.  Nasus, sintiéndose culpable por el heroico sacrificio de su hermano, es acosado por el Carnicero de las Arenas y su insaciable sed de venganza. El poder y el resentimiento crecen en el alma vacía de Xerath, cuyo plan es forjar una nueva Valoran en las llamas de una revolución. La maldición de la serpiente es el terrible precio que  Cassiopeia's tuvo que pagar por su codicia, pero también le ha significado un poder más allá de su imaginación.  Azir, el gobernante ascendido de una civilización perdida, sueña con un nuevo imperio shurimano; mientras que su descendiente, la mercenaria  Sivir, busca aprovecharse de la situación. Shurima es una tierra llena de misterios… y algunos de ellos se rehúsan a permanecer sepultados.




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