domingo, 8 de enero de 2017

HISTORIA MAOKAI







Hubo un tiempo en el que Maokai era un pacífico espíritu de la naturaleza que vivía en un bosque idílico, pero la arrogancia de los humanos puso fin a esa vida. No es más que una sombra demoníaca de lo que un día fue, retorcido por magia oscura que desafía al orden natural de la vida y la muerte. Infundido de un poder que nunca deseó, el poderoso treant se convirtió en una fuerza de la naturaleza que clama venganza, destruyendo a sus enemigos haciendo uso de magia salvaje y extremidades duras como el acero. Se dirige a Valoran, en pos de devolverle su antigua gloria a las Islas de la Sombra.
Antes de que se convirtieran en una tierra de muerte, las Islas de la Sombra eran conocidas por la inmensa vida y belleza naturales de las que presumían. Sobre todo su bosque sagrado: un paraíso de árboles florecientes e incontables especies animales y espirituales. Cuando el rey de las Islas de la Sombra ordenó a sus hechiceros que destruyeran la barrera que separa la vida de la muerte, estos utilizaron el bosque como fuente de poder y lo esquilmaron.
El ritual logró corromper el ciclo de la vida y desató unas fuerzas que jamás podrían contener. Todo ente viviente terminó desprovisto de vitalidad en las Islas de la Sombra: los majestuosos árboles se marchitaron hasta convertirse en cascarones retorcidos, la gente se transformó en sombras horrendas y los espíritus del bosque se convirtieron en fuegos fatuos sin alma. Maokai, el espíritu más fuerte del bosque sagrado, contempló horrorizado como su mundo se desmoronaba y moría ante él. Pugnó por restañar la herida del mundo, pero al final no pudo detener la destrucción que la estupidez humana había perpetrado. Cuando las terribles energías estaban a punto de superarlo, utilizó un último recurso a la desesperada para intentar preservar la vida de la tierra. Maokai tomó el control del viejo roble que se hallaba en el corazón del poder espiritual del bosque e hizo converger hacia él la esencia de las islas, mientras la corrupción de los no muertos seguía devorando todo lo que se encontraba a su paso. Evitó que lo consumieran completamente, reforzado por magia inimaginable, pero no salió ileso.
Maokai, saturado de esencias de vida y de muerte, terminó fusionado al antiguo roble, deformado hasta convertirse en una abominación. Durante mucho tiempo, sus únicos compañeros fueron el dolor y la pena. Sus ramas se hicieron más pesadas por las lágrimas que derramó a causa de la destrucción de todo lo que había conocido y amado, y sus raíces desgarraron la tierra por la ira que profería hacia los necios hechiceros que habían destrozado su hogar. Pero no todo estaba perdido. Maokai preservó la última chispa de vida que quedaba en las Islas de la Sombra y, con ella, la esperanza de que la tierra volviera a recuperar su antiguo esplendor.
Las sombras atormentadas de la isla se sentían atraídas hacia la esencia viva contenida en Maokai como polillas hacia la luz. El espíritu mantuvo la semilla de vida a salvo de los incansables no muertos, pero sabía que no podría contenerlos para siempre. Tenía que huir de la tierra de muerte en que se había convertido su hogar, así que se lanzó al mar y confió en que la naturaleza lo guiase a territorios con vida, donde esperaba encontrar la manera de expulsar a las fuerzas de los no muertos y restaurar la vida a las Islas de la Sombra.
Desafiar al orden natural acarrea consecuencias.
―Maokai


 

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